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Un bar típico en Coyoacán
El Hijo es para Coyoacán un auténtico icono, y representa el modo de festejar la noche en el barrio sureño. La música es de lo mejor que hay: rock que va de los ochenta a lo actual, rolas para cantar, taraear, o simplemente, disfrutar.Según las últimas conclusiones de la arqueología del sur de nuestra ciudad, las teorías de los antropólogos más beodos y los sociólogos más conspicuos, el origen de la historia del hijo del cuervo parece ya muy remota.
Fue durante el año de 1983 que el cuervo pasa a las creativas e inagotables manos de una pareja que trazaría lo que se constituyó hasta el día de hoy el hijo del cuervo: Carmen Boullosa y Alejandro Aura.
De manera inmediata la creatividad y, sobre todo, la osadía, se convirtieron en los ejes que permitieron el crecimiento del concepto cultu-bar que nos define en lo cotidiano.
Aquí los historiadores siempre hacen un alto para brindar y entonar las canciones de La hora íntima de Agustín Lara o recordar las famosas obras Salón Calavera de Aura y, por supuesto, El usurpador de sombras donde aparece por vez primera Andrés Bustamante con su singular humor.
Luego de la incorporación del inquieto Pablo Boullosa a la dirección de nuestro camino, el hijo del cuervo se transformó en 1994, a partir de la visión del arquitecto Felipe Leal, en un cultu-bar que es considerado como una de las propuestas arquitectónicas más relevantes de esa época.
Así, las paredes, la famosa barra semicircular y nuestro foro, son parte de la historia de quienes han compartido sus noches, sus pláticas, su amor, las desdichas, la infinita alegría de la amistad.
Otras actividades que se han realizado con especial interés han sido las lecturas de escritores, las presentaciones de libros y revistas, y las conferencias sobre temas políticos de importancia nacional.
Además, el lugar normalmente está a reventar, y puedes encontrar de todo: desde la banda más fresa, hasta los más alternativos.
El Hijo mantiene la esencia de Coyoacán: en la terraza puedes oler todavía el copal y ver el aperre de los puestos sabatinos.