CATEGORIA: Ciudades Coloniales
La historia de un gran amor
Guanajuato es una hermosa ciudad histórica y colonial, sus templos son muy característicos, lo mismo que su urbanización con túneles, calles empedradas y empinadas que terminan en callejones, así como curiosos balcones que han propiciado leyendas como la del Callejón del Beso.La leyenda que aquí se narra es una de las de mayor tradición y difusión en Guanajuato; sin embargo, guarda celosa fragmentos del vivir y sentir cultural de su gente, parte del México que queremos descubrir para todos.Sin lugar a dudas Guanajuato es la ciudad idónea para dejar atrás el automóvil y caminar por sus plazuelas escondidas, sus museos y sus callejones, donde hacen su aparición las estudiantinas que, como Orfeo o como el flautista de Hamelin, atraen a una gran cantidad de público, en la típica callejoneada. La leyenda que a continuación se narrara, es una de las de mayor tradición; tiene como escenario un callejón de sesenta y ocho centímetros de ancho, tamaño exacto para proporcionar una historia que perdura hasta nuestros días y que nos narra un encuentro de enamorados con trágico fin.
Esta leyenda esconde parte de la gran cultura de Guanajuato la leyenda dice así:Se cuenta que doña Carmen era hija única de un hombre intransigente y violento, pero como suele suceder, el amor triunfa a pesar de todo. Doña Carmen era cortejada por don Luis, un pobre minero de un pueblo cercano. Al descubrir su amor, el padre de doña Carmen la encerró y la amenazó con internarla en un convento; según su padre, ella debía casarse en España con un viejo rico y noble, con lo cual el padre acrecentaría considerablemente sus riquezas.
La bella y sumisa criatura y su dama de compañía, Brígida, lloraron e imploraron juntas y resolvieron que la dama de compañía le llevara una misiva a don Luis con las malas noticias.Ante ese hecho don Luis decidió irse a vivir a la casa frontera de la de su amada, que adquirió a precio de oro. Esta casa tenía un balcón que daba a un callejón tan angosto que se podía tocar con la mano la pared de enfrente.Un día se encontraban los enamorados platicando de balcón a balcón, y cuando más abstraídos estaban, del fondo de la pieza se escucharon frases violentas. Era el padre de doña Carmen increpando a Brígida, quien se jugaba la misma vida por impedir que el amo entrara a la alcoba de su señora.
Por fin, el padre pudo introducirse, y con una daga que llevaba en la mano dio un solo golpe, clavándola en el pecho de su hija.Doña Carmen yacía muerta mientras una de sus manos seguía siendo posesión de la mano de don Luis, quien ante lo inevitable sólo dejó un tierno beso sobre aquella mano.A través de esta leyenda podemos darnos cuenta de que en el siglo XVI y XVII no se podía dar el casamiento de ciertas clases sociales con otras de inferior categoría, y que tener una hija significaba poder obtener un orden jerárquico mayor dentro de la escala social.
También vemos que por aquellos tiempos no existía una división tan tajante en la disposición urbana, con esto quiero decir que las clases sociales no se distinguían por zonas habitacionales, sino en los espacios públicos. Los amores tendían a realizarse a escondidas, pues los padres no aceptaban la relación si el muchacho no llenaba los requisitos de abolengo y de riqueza. Cabe aclarar que estamos hablando tal vez de una clase media alta, entre la cual en cuestión de amor siempre era necesaria la participación de una intermedio para recibir cartas a escondidas.
Se recuerda esta leyenda porque refleja de manera simbólica la vida amorosa de los inquilinos de esa casa vieja. La leyenda se ha convertido en tradición, y los turistas, lo mismo que algunos oriundos, ritualizan ese encuentro en el tercer escalón del callejón, donde todo se sella con un beso, en el lugar indicado de dos casas que se yerguen como si estuvieran entre dos columnas, una femenina, la otra masculina, para elevar de esta forma al cielo ese amor.La forma del beso es lo de menos, el amor es lo que cuenta, de modo que usted no se asuste si un día visita esta ciudad y escucha el grito de "¡Ah, pérfida, con ese no!"; al contrario, alégrese porque está en el momento exacto de la rememoración de aquel amor entre doña Carmen y don Luis.
Es así como se le queda a lo más romántico y estrecha que es el Callejón del Beso. Ahora se le quedó un dicho o una tradición. Que todas las parejas de enamorados, amigos o matrimonios que pasen por el Callejón del Beso, si no se dan un beso en el tercer escalón contándolos de abajo hacia arriba, se llevarán siete años de mala suerte, pero si se lo dan llevarán quince años de buena suerte. Si no traen pareja no les pasará nada. Por esto a este lugar, sin duda unos de los más típicos de nuestra ciudad, se llama el Callejón del Beso.