CATEGORIA: Bellezas Naturales
Oasis oculto en el bosque
Ahí donde la sierra inicia su travesía hacia el norte del estado, entre las llanuras y las cañadas de Tenexpa, se encuentra una de las cascadas más altas e imponentes de Puebla, el Salto de Quetzalapa. Recuperando las instalaciones de la antigua central hidroeléctrica que daba vida al poblado de Chignahuapan, se creó un parque recreativo para albergar la cima de la barranca y su caída de más de cien metros de altura.Luego de descender entre el bosque por una vereda de 365 escalones y pasar por el antiguo cuarto de turbinas, se llega a una explanada desde donde se aprecia toda la fuerza y esplendor de la cascada. En realidad, son dos cascadas que se forman desde una inmensa roca, al borde de la barranca que divide el caudal del río. En la zona elevada del parque se puede admirar la vertiginosa caída desde su bifurcación original.
Unos cuantos kilómetros más adelante se halla el acceso al ejido de Tulimán, un verdadero oasis oculto en el bosque. El recorrido es en automóvil, pues hay que bajar cerca de seis kilómetros hasta la zona de cabañas donde se estaciona el vehículo. Ahí comienza el camino a pie hasta las cascadas.
El viaje transcurre entre verdes y tupidos bosques de una peculiar condición: el heno que cuelga de las ramas es tanto, que dibuja imágenes de lluvia seca, melenas, bufandas y pieles arbóreas.
El camino está delimitado por cuerdas, para que los visitantes respeten la ruta y no maltraten la vegetación. Al final de la senda boscosa el escenario es insólito y silvestre. Lo que inició en Quetzalapa como una cascada bifurcada, en Tulimán ha reunido tanto brío que ahora forma tres caudalosos saltos de cien metros cada uno. Por una lodosa ladera se puede pasar, con mucho cuidado, a la poza donde la tercera cascada vierte ferozmente sus aguas en un torbellino de brisa y ruido ensordecedor.
Otro magnífico atractivo en Tulimán son las pozas termales. Una larga caminata, de nuevo entre árboles vestidos de heno, conduce al fondo de la cañada donde se encuentra el manantial de agua sulfurosa. Muchos le confieren propiedades curativas y la colectan en garrafones de veinte litros. El paisaje es maravilloso: el canto de las aves, el bosque de heno, el río y la cañada; naturaleza en su máxima expresión.