Herencia colonial
Originalmente fue la iglesia conventual de un convento levantado por los evangelizadores de la orden franciscana durante la época de la conquista, elevada a rango de catedral en 1961 y dedicada al Patriarca San José, fue de los primeros conventos levantados en México y uno de los más representativos de ese periodo.El Santo Padre Juan XXIII el 27 de febrero de 1961 decreta la erección de una nueva diócesis en México con sede en la población de Tula de Allende, siendo hasta el 7 de septiembre de 1961 cuando se dio cumplimiento al decreto de elección de la Diócesis por el Delegado Apostólico de aquellas fechas, quien le dio el título de catedral al entonces templo parroquial de Tula.
A distancia se observa esta gran edificación con un gran atrio de bardas almenadas mismas que dan la bienvenida al visitante, recordemos que estos amplios atrios fueron asignados a los indígenas porque sus edificaciones eran al aire libre y no cerrados como se acostumbraba en Europa.
La gran mole de la iglesia , erizada de garitones y almenas en el perímetro superior tiene una fachada formada con cantera gris, donde destaca una pequeña torre y la portada plateresca basada en elementos renacentistas.
El arco de la entrada es de tres centros y las basa, jambas y arquivolta llevan dos series de casetones con puntas de diamante , una columna corintia sostiene a cada lado el entablamento y su remate es una moldura semicircular, la ventana del coro es hexagonal, interesante es conocer cada detalle de la puerta principal de este recinto conventual.
La techumbre del interior de la iglesia se realizó a base de bóvedas de nervadura- sobredoradas en 1945 que descansan en sólidos contrafuertes exteriores de esbelto perfil, en el amplio interior subsisten cortos tramos de cenefas en grisalia que contienen monogramas de Jesús.
También es interesante admirar los objetos elaborados en cera o bordados específicos para la actividad eclesiástica, hay una finura y creatividad que se interpreta como la devoción de los files a sus santos patrones.
Al visitante le admiran los lienzos con motivos cristológicos, en el ex-convento se encuentra uno con cada joya eclesiástica que admira uno por su detalle, color y mensaje, sin lugar a duda un patrimonio que debemos respetar y salvaguardar.
El claustro alto lleva columnas toscanas, en las paredes de la estrecha escalera aparecen pinturas del siglo XVI con las efigies de San Jerónimo y un medallón con la Virgen María, en los pasillos superiores se realizaron por lo menos ocho murales que representan a diferentes santos.