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Vestigios de un templo ancestral
La tradición cuenta que en Durango se sacaba la imagen en procesión, esto del lugar donde originalmente se encuentra hasta la Catedral Basílica Menor, esto cuando los fenómeno del clima castigaban al campo duranguense con prolongadas sequías que provocaban desastres en el abasto alimentario citadino.Aunque no se sabe cuándo se construyó lo que sería la primera ermita franciscana en el Cerro, se tiene conocimiento sobre documentos cuyo contenido hablan acerca del año 1644, como fecha en la cual ya se veneraba a la Virgen de los Remedios. Ya para 1700 los indios de Analco estaban fundando una cofradía para su protección.
Una vez concluidos en la ciudad de Durango los trabajos de las fracciones en la Catedral y el Santuario de la virgen de Guadalupe, en 1651 se comenzó a reedificar la ermita de los Remedios ubicada sobre el cerro del mismo nombre. El altar mayor de la capilla es de estilo neoclásico, enmarcado por columnas estriadas y entorchadas con listones dorados.
Los capiteles son compuestos y pintados de dorado, en medio de ella como formando un expositor está un nicho de madera, donde se encuentra la imagen de la pequeña puerta que da al camarín donde probablemente guardaban sus ricos ropajes y era el lugar donde se le vestía.
El altar del templo es del siglo pasado, dado que los retablos de madera dorada que allí había fueron destruidos y quemados por los soldados que ahí se apostaron durante una de las tantas batallas que la ciudad de Durango sufrió en la revolución mexicana.
Ahora con la atracción turística El Teleférico, muchas personas tienen la oportunidad de conocer aún más de cerca este cerro y divisar la gran ciudad de Durango, desde donde se puede observar el bello Parque Guadiana, un lugar de oxígeno puro para los durangueses.
Según historiadores se cree la probabilidad de que el Cerro de los Remedios, haya sido un oratorio de alguna deidad prehispánica, tal y como se ha visto en otros lugares de la República Mexicana donde se construyeron también templos dedicados a la virgen de los Remedios, montados sobre montículos o pequeñas lomas tal y como se encuentra en Durango.