CATEGORIA: Bellezas Naturales
Admirando la naturaleza
El Cosmovitral se alza como un remanso de paz y belleza en medio del trajín cotidiano y se ha convertido ya en uno de los sitios emblemáticos de la ciudad. El cosmovitral está compuesto por 71 módulos vitrales que suman en su conjunto 3000 m de vitral, considerándose como uno de los más grandes del mundo.En los vitrales se puede apreciar la historia, evolución e itinerario del hombre en su ciclo cósmico, se haya entrelazado y relacionado conforme a una secuencia que transcurre en torno al edificio.
El inmueble es una síntesis de todas las dualidades, es una solución dialéctica a los antagonismos día y noche, vida y muerte, creación y destrucción; se encuentra resumida la sucesión de ciclos vitrales que dan esencia y vuelo al invencible pájaro de prodigios, el Universo.
El recorrido del Cosmovitral parte del lado oriente, donde se muestra al hombre a través del tiempo y se marca la nebulosa Andrómeda, en la que se perfilan los cuerpos de un hombre y una mujer; mientras que en el centro se aprecia el macrocosmos o creación del universo.
En el centro, el hombre simbolizando al Sagitario, mantiene y alimenta estas fuerzas creadoras en equilibrio; virtud arte y ciencia. Bien, verdad y belleza; sabiduría y epopeya de la Humanidad”.
Tanto pensamiento como inspiración y emoción, trascienden los círculos de la individualidad, para multiplicarse y para irradiar, en el tiempo y espacio. Fin y principio, se suceden interminablemente, lo que justifica la fe y la esperanza. Lo que le da sentido a la vocación humana de eternidad, para resolverse en el verano presente y en la escatología del amor que es lo único que crea, que construye, que realiza, que permanece.
En el lado izquierdo de los vitrales se muestra oscuridad y decadencia; a la derecha, el encuentro con una búsqueda infinita y ascendente. En el techo, se haya la bóveda celeste de las doce constelaciones de la Vía Láctea. Finalmente, el trayecto culmina con la captura solar en el poniente; donde se destaca un gran círculo de fuego en el que se aprecia la figura del hombre recordando la proporción áurea pitagórica.