Cementerio sagrado
El cementerio es una de las construcciones más antigua del Real de catorce. Consta de dos secciones, una dedicada a San Francisco y otra a la Virgen de Guadalupe.En la primera, los franciscanos edificaron una capilla hacia 1775, cuando el lugar se llamaba Los Álamos y aún no se descubrían las ricas vetas ni había muchos pobladores.
En esa parte antigua se encuentra la abovedada capilla del Descanso, que acaso correspondía a aquella vieja capilla.
La otra fachada que ostenta la Virgen de Guadalupe; lleva la piedra blanca, mientras que en la otra es negra. A pesar del siglo que separa la factura de ambas fachadas, armonizan a causa de que la segunda tomó en cuenta los elementos constructivos de la primera y los reinterpretó con el vocabulario plástico del último tercio del siglo XIX. Las dos rejas elaboradas con fierro forjado muestran un trabajo de gran calidad.
La iglesia está dedicada a la Virgen de Guadalupe. Se dice que fue auspiciada por el padre Flores, riquísimo minero y sacerdote. La construcción de gran tamaño está reforzada por dos pares de contrafuertes; los del lado sur flanquean la portada lateral, y los del lado norte están ocultos por una construcción posterior.
Su fachada, en extremo sencilla, contrasta vivamente con el interior. El presbiterio y los cruceros están cubiertos por bóvedas de cañón y la nave con techumbre de madera.
En los altares simulados en pintura son notorios elementos arquitectónicos, paños y personajes.
En las paredes laterales sólo quedan los marcos dorados que albergaron las apariciones de la Guadalupana, las cuales fueron trasladadas a la sacristía de la parroquia.
En el crucero del lado del Evangelio se conservan, unos grandes murales de buen pincel que representan escenas de la Pasión de Cristo: La oración en el huerto, El Cristo de la Columna, El Ecce Homo y Las Santas Mujeres con la Crucifixión al centro.
Al otro lado del crucero hay cortinajes pintados y, según cuentan, ahí estuvo de pie el milagroso San Francisco que ahora está sentado en la parroquia.
Los Cinco Señores y las Ánimas del Purgatorio, firmada por Francisco Borja en 1828, fue donada a este templo en 1982 por don José Cerrillo Chowel, dueño de la antigua mina del padre Flores y de la Casa de Cantera.
En el pavimento de la iglesia, así como en el atrio, se encuentran las tumbas de varios de los personajes más importantes de la época, célebres vecinos que llevaron el desarrollo tecnológico de vanguardia a Real de Catorce y que auspiciaron la extracción de la inmensa cantidad de plata de sus vetas.