CATEGORIA: Bellezas Naturales
Lagunas y bellos bosques
La Meseta Purépecha, poseedora de verdaderas joyas de arquitectura colonial únicas en México, es una de las cuatro regiones geográficas del estado de Michoacán que conserva población indígena y gran parte de sus tradiciones entre ellos el lenguaje, siendo las otras tres la Cañada de los Once Pueblos, la Región Lacustre de Pátzcuaro y la Ciénaga de Zacapu.Uruapan es la puerta de entrada a la Meseta Purépecha, una región donde se asientan antiguos pueblos de los que surgen hermosas artesanías que por sus tonalidades reflejan la cosmovisión de sus habitantes. Desde el siglo XIV se sabe de la presencia del pueblo purépecha en un territorio que abarcaba casi todo lo que hoy constituye el estado de Michoacán y parte de Guanajuato, Guerrero y Querétaro.La meseta Puhrépecha limita al Norte con la Ciénega de Zacapu y el Valle de Zamora, al Sur con el Valle de Apatzingán Tepalcatepec, al oriente con los Cañaverales de los Reyes, y al poniente con la Cuenca del Lago de Pátzcuaro. La Meseta Purhépecha se asienta en el extremo occidental del Eje Neovolcánico que recorta la República Mexicana en su centro de Este a Oeste.
Su relieve es elevado con numerosas eminencias que rebasan los 2,500 y hasta los 3,000 metros de altitud.Los purépechas no sucumbieron a la conquista y son hoy un pueblo con una identidad propia. Don Vasco de Quiroga realizó una obra valiosa y apreciada, formando escuelas y pueblos donde fomentó, conforme a la costumbre purépecha, el desarrollo de la actividad artesanal que hoy perdura. La región está integrada por 13 municipios y se ubica al centro norte del estado. Una característica de la Meseta es la importancia de su población indígena, aun cuando parte de ella ha venido sufriendo un proceso de aculturación.
No obstante, la lengua y la pertenencia étnica, entre otros factores, son elementos que dan cohesión y mantienen firmemente arraigada la cultura purépecha. Una gran parte de los habitantes viven en casa de madera, las cuales reciben el nombre de "la troje", son construcciones con techo de dos aguas, con su portal al frente, el cual se encuentra rodeado de flores multicolores y racimos de mazorcas de maíz, las cuales cuelgan de las vigas de los techos. Las mujeres todavía hacen uso del "metate" para moler su maíz, echan sus tortillas a mano y las cosen en comal de barro con la leña, que es provista por el monte, también se dedican a tejer en telares de cintura y al bordado de prendas, las cuales venden para su sustento.
La arquitectura colonial existente en estos pueblos se debe principalmente a; Don Vasco de Quiroga, Fray Juan de San Miguel y a Jacobo Daciano entre otros, gracias a ellos se construyeron innumerables capillas que difundieron el mensaje del Santo Evangelio por toda la región. Por lo general frente al templo principal se construía, en todos las comunidades indígenas, la Capilla dedicada a la Inmaculada Concepción, llamada Yuritzi.
La principal característica de estas capillas son los artesones de madera (techo o cielo) cubierto de pinturas con pasajes alusivos a la vida de la Virgen y de su hijo Jesús. Flores y aves con su riqueza quedaron como testimonio de las hábiles manos indígenas.Los templos de las Meseta Purépecha guardan en su interior pinturas de imágenes como letanías marianas, ángeles, arcángeles y apóstoles, estas pinturas se extienden a lo largo de la nave, constituyendo uno de los más importantes tesoros artísticos de la región, destacan en belleza los templos de Nurío, Zacán y Cocucho. En esta región, también las portadas de los edificios religiosos adquieren gran interés por la enorme influencia plateresca e hispano-árabe que presentan.
La danza, la música y el canto, son manifestaciones artísticas que los Purhépechas han conservado de sus antepasados y transmitido de generación en generación, las principales danzas que se encuentran presentes en todas las festividades religiosas son: la Danza de los Moros y de la los Viejitos. En esta Bella meseta se lleva a cabo una celebración llamada"Imbankua" o la fiesta de muerto nuevo. La diferencia de la celebración entre la zona lacustre y la meseta es muy marcada, está confirmado que las comunidades indígenas que hablan purépecha son las que mantienen la creencia que van a llegar las almas durante la fiesta de jimbankua, Para sus pobladores es fundamental celebrar a sus difuntos, es un compromiso espiritual que mantienen similar a la celebración que acostumbran hacer en honor de un santo durante las fiestas patronales.Es una fiesta porque para el purépecha, antes de la llegada de los españoles no existía el concepto del infierno.
Su universo estaba dividido en tres partes: el cielo, la tierra y el mundo de los muertos, localizado bajo la tierra. Para ellos dicho mundo era similar al paraíso o cielo cristiano, era como ir a un campo, a un lugar de alegría, de felicidad. Recorrer las poblaciones de la sierra durante los días de jimbankua es adentrarse en una serie de ritos y creencias a través de los cuales los purépechas ratifican su profundo amor por la vida y su comunicación con los muertos. Con ella la tradición renace y se reafirma conjugando la vida y la muerte, en el sagrado deber de vivir y enseñar que el re-cuerdo de quien ha partido seguirá presente mientras se celebre la fiesta de muerto nuevo.