CATEGORIA: Bellezas Naturales
La bioluminiscente laguna
La Laguna de Manialtepec es un sitio de excepcional belleza, rodeado de exuberante vegetación de manglar. Su nombre se deriva de los vocablos náhuatl manine (animal que se arrastra) y tepetl (lugar); lo cual se interpreta como "lugar de lagartos".Esta laguna, de aproximadamente 6 kilómetros de longitud, cuenta con pequeñas áreas de playa donde se pueden pescar especies de mojarra, robalo o bagre.
Su ubicación tropical y sus derivados ecosistemas favorecen la presencia de fauna silvestre y marina, por lo cual Manialtepec es un lugar de anidación de innumerables aves. También llegan a esta laguna diferentes especies de aves migratorias, como patos silvestres, garzas y tijerillas. La Laguna de Manialtepec se ha convertido en un importante centro turístico, donde la extensión del agua y la vegetación de manglar constituyen un fascinante paisaje natural.
El recorrido en lancha brinda la oportunidad de contemplar la exuberante y rica vegetación, así como las aves que cruzan raudas el cielo y aparecen por doquier en el paisaje.
Por las noches, las aguas de la laguna brillan cuando son agitadas. La Bioluminiscencia se debe a que está poblado de millones de micro-organismos conocidos dinoflagelados. La luz o “brillo” en el agua es resultado de una reacción química entre substancias presentes en ellos los cuales al combinarse, destellan. Al producirse se genera un tipo de luz, que se llama bioluminiscencia. Destellan cuando el agua es agitada al paso de un bote, con los remos, con las manos, cuando llueve o simplemente al nadar.
La laguna es como una trampa en la cual estas poblaciones se concentran. Alrededor de la orilla se generan substancias vitamínicas, que son requisito indispensable para la reproducción y el mantenimiento de las poblaciones de los micro-organismos causantes de la bioluminiscencia.
El brillo lo utilizan como una especie de alarma sobre la posible presencia de predadores potenciales. Al encenderse, los dinoflagelados señalan la posición de su supuesto atacante.
Los microorganismos se ponen en movimiento; la luz puede asustar al depredador y los más pequeños, incluso, pueden quedar tostados.