CATEGORIA: Historia, Arqueología
Hermosos murales prehispánicos
Se puede utilizar la carretera nacional costera número 180 o la carretera número 129 Teziutlán Puebla-Nautla. A dos kilómetros antes de llegar a Vega de la Torre se encuentra el entronque que conduce al sitio arqueológico. Las Higueras es un sitio notable por su extraordinario acervo de pintura mural. No sería exagerado señalar que prácticamente cada muro se encontraba tapizado con expresiones pictóricas, entre las más bellas y vigorosas de Mesoamérica. Gracias a las 19 capas de pintura de los murales de Las Higueras, sabemos ahora sobre la larga evolución cultural de los pueblos de la región en el Posclásico.En este lugar, los pintores prehispánicos dejaron un conjunto de bellas imágenes que ilustran los ceremoniales del Totonacapan en ese periodo. Además, en ellas se expresa, de manera elocuente, la vida de los pueblos totonacos de la costa, y son magnífica evidencia de su alto índice de conocimientos y de su desarrollo cultural y estético. Las Higueras de acuerdo con Ramírez Lavoignet, se sitúa en donde estuvo el pueblo de Yetla-Acalco éste desapareció en el siglo XVI; la población se concentró en un pequeño llano ribereño del río Colipa, El Cazadero o Estadero.Este lugar fue cedido, en 1583, por la Real Audiencia de México a Juan de Santa Cruz para que criara ganado mayor.
Los primeros vecinos lo llamaron Naciente Vega del Cazadero; con el paso del tiempo esa denominación se redujo y quedó sólo en La Vega. Entonces dependía de la jurisdicción del viejo pueblo de Colipa. El mismo autor afirma que Yetlacalco es voz nahua que significa En las galeras del tabacal.En el Totonacapan sólo se habían encontrado pequeñas muestras de murales. Los hallazgos de Las Higueras son particularmente importantes ya que permiten conocer, gracias a las 19 capas de pinturas, una larga secuencia evolutiva que se piensa cubre la fase del esplendor surgido en el Posclásico. Para el rescate de estas obras y ante la imposibilidad de conservar la mayoría in situ fue necesario desmantelar, prácticamente, el adoratorio para conservar las pinturas.
Estos trabajos significaron un gran desarrollo en las técnicas de conservación y restauración de los murales en México. Este sitio tuvo un desarrollo considerable, como lo pueden constatar los 28 edificios encontrados en la zona. El sistema de construcción consistió en un núcleo de tierra recubierto de piedra bola de río o canto rodado amarrado con argamasa hecha de cal de concha de ostión o almeja quemada. Finalmente se les revistió con capas de aplanados. El Edificio 1 tiene 19 capas de pintura; siete corresponden a la primera época constructiva y 12 a la segunda.
Los muros exteriores e interiores y el piso interno, fueron decorados de tal manera que hoy diríamos se tapizaron y alfombraron. La base del adoratorio mide 90 centímetros, aproximadamente; su remate es una banqueta o descanso. Los murales se encontraron en el Edificio 1, en un recinto cruciforme cuyos muros fueron decorados tanto en el exterior como en el interior; incluso los pisos tuvieron decoración alusiva a la o las deidades a las que estuvo dedicado el templo. Hoy en día, los fragmentos de los murales se exhiben en el museo del lugar. A la entrada de éste se muestra el trozo en el que se pintó a una sacerdotisa, como custodio de una peregrinación de personajes femeninos jóvenes.
Existe otro fragmento que muestra un personaje femenino que en una de sus manos tiene una bandera con dos franjas en rojo; lleva un collar de decapitados y su falda tiene una lista. En la parte inferior, de color verde, hay otros dos personajes que ostentan un elaborado tocado que llega hasta el piso. También se muestran figuras que portan tocados que semejan cisnes. El atavío de estos señores se complementa con largas plumas rojas. Preside esta procesión un jerarca con bastón, al que cubre un personaje con parasol. De éste se desplantaron los muros del interior del adoratorio en cuyos murales se ilustraron ceremonias de la época Posclásica del Totonacapan.
Las pinturas muestran, de manera elocuente, la vida de los pueblos totonacas de la costa quienes lograron un alto índice de conocimientos y desarrollo cultural y estético que los coloca a la altura de los del mundo que incidieron en las bellas artes.Hay otras fracciones de abanderadas, como la que es precedida por una dama o paje que va acompañada por demostrar su gran jerarquía. Es proclamada por unos personajes mediante grandes trompetas, similares a los corneteros de Bonampak. Entre otros, éstos son algunos de los fragmentos de los murales con los que alguna vez estuvieron tapizados los muros de esta ciudad prehispánica.