CATEGORIA: Ciudades Coloniales
Los conventos de Guanajuato
Integrada por los municipios de Acámbaro, Salvatierra y Yuriria, la Ruta de Conventos de Guanajuato resulta de un interés especial dado que en un perímetro relativamente pequeño y de manera extraordinaria concurrieron órdenes religiosas diversas, cada una con una propuesta arquitectónica distinta acorde a los requerimientos impuestos por el ministerio de su congregación.Es así como este circuito cultural permite admirar testimonios de arquitectura conventual de una relevancia única a través de estructuras pertenecientes a los siglos XVI, XVII y XVIII donde, la historia pareciera vestirse de gala en la recia fortaleza de antiguos muros de limosna, por oposición, vestidos de prodigios barrocos, platerescos y herrerianos.
Hacia las afueras de la ciudad, en la vecina población de Valenciana, nos encontramos con el magnífico conjunto conventual de San Cayetano, mejor conocido simplemente como de Valenciana. De este complejo religioso es mundialmente famosa su magnífica iglesia de 1788, la cual es considerada como uno de los ejemplares más notables del churrigueresco mexicano.
Su majestuosa fachada nos anuncia la suntuosidad de su interior, con tres espléndidos retablos de marcado estilo barroco. Desafortunadamente para los aficionados a la fotografía, no está permitido tomar fotos de su interior. En cuanto al claustro contiguo, éste albergó en 1867 al colegio de Santa María, primero en América donde se enseñó simultáneamente latín, griego y hebreo. En 1962 dicho claustro pasó a manos del gobierno del estado, que lo destinó a la Universidad; restaurado por la misma, desde 1968 es sede de la Escuela de Filosofía, Letras e Historia.
De Guanajuato nos desplazamos hasta la petrolera ciudad de Salamanca, a tan sólo 66 km de distancia, para admirar el bello ex convento agustino de San Juan de Sahagún, mejor conocido como ex convento de San Agustín. Construido entre 1642 y 1700, aún conserva la casi totalidad de su conjunto original, con excepción de la fachada del templo, que fuera mutilada en décadas pasadas. El interior de ésta es de una exquisita suntuosidad, y en sus once retablos dorados laterales se observan escenas de la vida de personajes bíblicos.
Cabe mencionar que en la sacristía se conserva una gran cantidad de pinturas de los siglos XVII, XVIII y XIX, así como una singular mesa para el servicio religioso. De Yuriria tomamos camino hacia el sureste, hasta llegar a la ciudad de Acámbaro, en donde, entre muchas otras cosas, entraremos al conjunto franciscano de Santa María de Gracia, de estilo barroco, erigido entre los siglos XVII y XVIII. La arquería del claustro está formada por arcos de medio punto ornamentados con hermosas figuras en alto relieve que representan a diversos personajes de la Iglesia católica.
Tras haber visitado este maravilloso conjunto conventual y bien aprovisionados del famoso "pan de Acámbaro", enfilamos nuestros pasos hacia la tierra de las guayabas, Salvatierra, donde tendremos oportunidad de conocer tres conjuntos más. Entre sus múltiples atractivos turísticos, la ciudad de Salvatierra nos
ofrece el convento de San Francisco, edificio del siglo XVII que aún posee su templo y su claustro, con un patio adornado por una fuente con una escultura de San Francisco de Asís. Aquí también es conveniente visitar el templo y convento de las Capuchinas, uno de los pocos ejemplos de arquitectura religiosa femenina en el estado. Su construcción data de finales del siglo XVIII y su imagen exterior se asemeja a una pequeña fortaleza.Por último, nos dirigimos hacia el templo y convento del Carmen, que fuera levantado en el siglo XVII y cuyo claustro ha sido mutilado y construido, en su lugar, un centro comercial.
Otro lugar en donde podemos encontrar varios conjuntos religiosos, es la ciudad de Celaya, a escasos 37 km al norte de Salvatierra; en este lugar, famoso por sus exquisitas cajetas, se recomienda visitar el templo y convento del Carmen, obra maestra del arquitecto guanajuatense Eduardo Tresguerras, construida entre 1802 y 1807, y que hoy se constituye como una muestra neoclásica de gran sencillez y símbolo de la arquitectura celayense. En el interior del templo también puede admirarse la obra pictórica de Tresguerras.
El convento posee un patio con una fuente de cantera al centro y un perímetro adornado por arcos rebajados sobre columnas tablereadas. Aún está habitado por los sacerdotes carmelitas, quienes no permiten tomar fotografías del interior del claustro. Todo el conjunto está rodeado por una barda atrial con reja de hierro. El templo y convento de San Francisco está localizado a un costado de la popular "bola del agua" (un enorme tanque esférico que almacena agua potable).
La construcción del templo actual se inició en 1683 y su fachada fue reconstruida (junto con sus altares) por el arquitecto Tresguerras entre 1810 y 1820. La
fachada del convento es de dos niveles, con pilastras decoradas con gárgolas; el patio interior está delimitado por una arquería de medio punto sobre pilastras molduradas, y las del segundo nivel están rematadas por unos rostros que sobresalen de entre follajes.
Por principio de cuentas, podemos establecer que los conjuntos conventuales presentaban ciertos elementos característicos. El primero de ellos era un enorme patio llamado atrio conventual, de forma generalmente cuadrada o rectangular, con una imponente barda almenada que lo circundaba y una puerta situada en el mismo eje del acceso de la iglesia.
Además de esta puerta principal, los atrios contaban con otros accesos laterales. Entre el acceso principal y el cuerpo de la iglesia estaba la cruz atrial, y en las esquinas del atrio había unas pequeñas capillas denominadas capillas posas, las cuales eran utilizadas para colocar la imagen del Santísimo durante las procesiones.