Auténtica joya del arte
Tlalpujahua, Pueblo Mágico desde 2005, en el noroeste de Michoacán, era un importante centro minero, fama que se prolongó hasta principios del siglo XX, en virtud de la importancia que adquirió el poblado se estableció la parroquia de San Pedro y San Pablo, ahora Santuario de Nuestra Señora del Carmen.La iglesia que se construyó era pequeña y mal distribuida, en el siglo XVIII se demolió esta primera parroquia y edificó una nueva, digna de admiración, el interior estaba adornado con cinco maravillosos retablos y la opulencia había dejado su huella en los ornamentos y mobiliario, así como vasos de plata para consagrar, de todos tamaños, una custodia dorada y lámparas.
El siglo XIX trajo consigo cambios esenciales en el templo, la torre principal fue destruida por un rayo y los retablos de madera dorados fueron sustituidos en forma paulatina, las piezas de plata desaparecieron poco a poco, unas a causa de las guerras civiles de la época y otras debido a que fueron vendidas por los párrocos para sufragar los gastos de reparaciones del monumento.
El Altar Mayor fue transformado en gran medida durante los años treinta, colocándose al centro la imagen de la Virgen del Carmen, trasladada desde la capilla levantada en su honor, destruida por incendio.
La imagen, asombrosamente conservada se trasladó a la parroquia situándola al centro del Altar Mayor, finalmente en 1958 se trajo en las obras de decorado de una parte del Altar Mayor, cerca la imagen de la Virgen del Carmen. Imagen que año con año recibe miles de peregrinos.
Además del Santuario de la Virgen del Carmen, Tlalpujahua ofrece otros atractivos como la Mina dos estrellas, la Presa Brockman y el Parque Nacional Rayón o Campo del Gallo, sin olvidar su variada gastronomía, obras artesanales en plumaria y popotillo, y las famosas esferas de Tlalpujahua.
No hay templo más hermoso entre la ciudad Capital y la nueva Valladolid (Morelia), construida en la primera mitad del siglo XVII, su decorado interior, único en Michoacán, estuvo a cargo del maestro tlalpujaleño Joaquín Orta a principios del siglo XX.
En los nichos se encuentran esculturas de santos curas en el primer cuerpo, obispos en el segundo y lo pontificio en el tercero, es digno de notarse en esta obra que los frentes de los pedestales inferiores están ocupados por sirenas y tritones, como alusión alegórica de que la iglesia se impone a vicios y pecados.