Un viaje desde las alturas
Inauguradas en 1979, las telecabinas fueron una innovación de su tiempo, pues convirtieron a Zacatecas en la primera ciudad mexicana que presumía de este servicio, en aquel entonces se planeó que el sistema del teleférico estaría en funcionamiento como máximo por 30 años, pero terminó operando un sexenio más.Existían dos estaciones para el funcionamiento del teleférico: una ubicada en la parte baja del cerro del Grillo, y la otra, en el extremo norte del cerro de La Bufa, tan solo cada metro del cable que recorría los 650 metros de distancia entre una estación y otra pesaba siete kilos.
Cada cierto tiempo las dos cabinas partían desde los gigantescos arcos de medio punto y se encontraban a mitad del camino, durante ocho minutos a una velocidad de seis metros por segundo, dos cabinas con capacidad para 15 personas coqueteaban con las azoteas zacatecanas.
Actualmente el nuevo teleférico, fue diseñado y construido por una empresa francesa, cuenta con siete cabinas, de las cuales una tiene piso de cristal, cada cabina tiene espacio para ocho personas.
A diferencia del antiguo teleférico, este cuenta con controles de seguridad automatizados y en una sola estación, además de que tiene más de 300 sensores que garantizan su correcto funcionamiento.
El paseo tiene una altura máxima de 100 metros, el panorama abarca los principales monumentos que hicieron de Zacatecas una Ciudad Patrimonio para la Unesco, como la Catedral Basílica, el Templo de Santo Domingo y el Ex templo de San Agustín, si te gusta apreciar los tonos del atardecer, tienes una gran oportunidad, porque se abrieron tours nocturnos durante las temporadas altas.
Muy cerca de la estación del teleférico se encuentran dos atractivos clásicos de zacatecas, el primero, bajo el Cerro de la Bufa, es el Museo Rafael Coronel, si has oído sobre él, probablemente llegues con la promesa de encontrar la colección de máscaras más amplia del mundo (son alrededor de 11 mil); después notarás que su acervo alberga muchísimas piezas históricas: entre mobiliario colonial, objetos prehispánicos y obras de arte, todo está distribuido en un convento cuya construcción terminó en el siglo XVII.
El segundo atractivo, cercano al Cerro del Grillo, es la Mina El Edén, es una manera vivencial de acercarte a la historia de Zacatecas, ya que la industria minera dio esplendor a la urbe en la época colonial.