San Sebastián
Aunque arquitectónicamente no se puede definir un estilo que domine, la mano indígena se puede descubrir en los detalles de la torre del campanario.Los vitrales, que fueron colocados posteriormente, brindan una perspectiva original del espacio interior.
En el arco de la puerta se encuentran las iniciales «TA», que corresponden a Tiburcio Ángeles, benefactor que cambió el techo y colocó los contrafuertes.
El hermoso y cuidado jardín que rodea el templo hoy en día, complementa la imagen que todo visitante se llevará en su mente como un bello recuerdo de Bernal.
La Real Parroquia de San Sebastián Mártir, que estuvo sirviendo de auxiliar a la de Santiago de esta ciudad de Querétaro, hasta el año de 1720, en el que en el mes de enero se erigió en Iglesia Parroquial, separándola de la de Santiago con aprobación del Arzobispo de México Fray José Lanciego y Eguilaz; entonces se le adjudicaron algunas haciendas circunvecinas para la mejor subsistencia de sus curas, pero después se fabricó la iglesia que ahora tiene de bóveda, mirando al norte, la que está pobremente adornada.
Estuvo administrada por los frailes franciscanos de la Provincia de San pedro y San pablo de Michoacán, hasta el mes de noviembre de 1768, en que se secularizó pasando a los clérigos y recibiendo como su primer cura al Dr. Miguel de Zárate.
Es este curato bastante apreciable ya que goza de un temperamento admirable, por estar en uno de los barrios más amenos y frondosos de esta ciudad, todo rodeado de árboles y de grandes huertas.
Probablemente fue fundada hacia el último tercio del siglo XVIII, pues el poblado data de principios de ese siglo, cuando se asentó allí un grupo de mineros que explotaron los cercanos yacimientos de Ajuchitlán.
El templo es de sencillas proporciones, aunque posee una bella fachada de estilo neoclásico realizada en el siglo XIX, fecha en que posiblemente fue remodelada.
Si camina por sus encantadoras callecitas adoquinadas no podrá evitar enamorarse de este lugar que parece haber quedado varado en el tiempo.
Haga un alto en alguno de sus restaurantes adaptados en antiguas casonas de piedra, dueñas de románticos patios con bugambilias y enormes árboles ideales para cobijarse bajo la frescura de sus hojas.
En su paseo encontrará verdaderos monumentos históricos y espectacular belleza, uno de ellos, El Castillo, del siglo XVII, cuenta con un hermoso reloj de origen alemán que se colocó allí justo para marcar el inicio del siglo XIX. La Capilla de las Ánimas es otra interesante construcción del siglo XVIII, que se erigió en honor a las ánimas del purgatorio. También cuenta con un original teatro al aire libre y un pintoresco parque ideal para la fotografía del recuerdo.
Por supuesto no podía faltar la capilla del pueblo dedicada a la Santa Cruz, de quién son devotos los bernalenses. Una tradición de los lugareños es que los peregrinos deben llegar a su atrio de rodillas bajo el sol, como pago de sus deudas celestiales. Siguiendo este recorrido, quién visite San Sebastián Bernal no debe dejar de admirar el Templo de San Sebastián Mártir, que destaca por un bello campanario y una serie de vitrales en exposición.
Pero no todo es historia en San Sebastián, los más aventureros encontrarán magníficos escenarios naturales para hacer rappel, escalar montañas o practicar deportes extremos. En la impresionante Peña de Bernal se dan cita aquellos viajeros ávidos de experimentar la adrenalina de escalar este monolito; una vez en la cima, contemplar el espectacular paisaje de la ciudad de Querétaro con el más sublime silencio es una experiencia única.
Un halo de misterio y mitos envuelven a esta gran piedra que, según cuentan los lugareños, fue un gran meteoro que cayó de forma repentina en la zona y que las piedras que lo componen tales como obsidiana y cuarzo entre otras, poseen propiedades especiales que permiten ingresar en estados de relajación o sensibilizar la percepción.
Más allá de estas leyendas, la Peña es única por su gran altura y destaca imponente desde cualquier parte del poblado.
San Sebastián Bernal, tierra de otomíes hace muchos años, es hoy un paisaje de bellísimas calles de estilo colonial que se entrecruzan como laberinto, lugar de artesanías únicas y antiguas edificaciones del siglo XVIII. Este paisaje lleno de símbolos, leyendas, historias y belleza, fue reconocido en septiembre de 2006 como Pueblo Mágico, pertenece al Municipio de Ezequiel Montes, y está a 2 horas de la Ciudad de México.