CATEGORIA: Pueblos
Punto de partida a hermosos atractivos
A 142 kilómetros al sur de Guerrero Negro, en una fértil cañada se asienta la hermosa población de San Ignacio. El camino de acceso, unos dos kilómetros desde la carretera transpeninsular, permite adentrarse en un paisaje de ensueño, que contrasta magnífico con la aridez de las sierras y desierto de los alrededores. El río subterráneo que aflora en un borbollón, al represarse se convierte en una quieta laguna bordeada de tulares y carrizales. Sombreado por inmensos palmares datileros, el camino continúa hasta desembocar en la pequeña plaza adornada por frondosos árboles de la india.Frente a ésta se alza majestuosa la iglesia de la misión de San Ignacio de Loyola. Ahí también convergen sus angostas callecitas con sus antiguas casonas.En el lugar, llamado por los cochimíes Kadacaamán que significa "arroyo del carrizal", fue descubierto el 19 de noviembre de 1716 por el padre jesuita Francisco María Píccolo. La fundación de la misión, el 20 de enero de 1728, correspondió al jesuita mexicano Juan Bautista Luyando, quien invirtió en ello parte de su patrimonio.
La iglesia en cuya construcción se utilizaron bloques de roca volcánica de 1.20 mts. de espesor, la inició el también jesuita Fernando Consag y la concluyó el dominico Juan Crisóstomo Gómez en 1786. Debido a la sólidez de sus muros la edificación ha permanecido casi inalterada al paso de los años y es una de las iglesias misionales más bellas de Baja California Sur. Además de su espléndida fachada ornamentada en piedra labrada, en su interior destacan de manera notable el gran altar de madera labrada y chapada en oro, con siete óleos y una estatua de San Ignacio de Loyola, que son verdaderas joyas del arte religioso del siglo XVIII. La visita a la iglesia es obligada.
San Ignacio es una excelente opción para el ecoturismo; la belleza intocada del sitio y sus alrededores así lo avala. El manto acuático en el invierno se convierte en río y corre de 25 a 30 kilómetros. En el verano es manantial con infinidad de grandes pozas, donde especies como la Carpa de Israel, la Tortuga de Agua Dulce, y la Rana Toro cumplen una función biológica; los huertos de frutales, los palmares y el moderno andador construido exprofeso para caminar disfrutando toda la belleza del entorno, hacen de San Ignacio el lugar ideal para el reposo del espíritu. San Ignacio es también la puerta de entrada para llegar a la zona de pinturas rupestres en la Sierra de San Francisco, inscritas por la UNESCO como patrimonio de la humanidad; para visitarlas es necesario hacer contacto con las oficinas del INAH, anexas a la misión, ahí se obtiene el reglamento y los permisos correspondientes.
Adicionalmente San Ignacio cuenta en sus inmediaciones con infinidad de atractivos, tales como Laguna San Ignacio, refugio nacional de la ballena gris; espacios para practicar la pesca deportiva, el surfing y el buceo. En todos los casos se recomienda efectuar los recorridos guiados por expertos. Para tal efecto, solicite información en su hotel. Las fiestas del santo patrono, se realizan en la última semana de julio: la plaza del lugar se llena de luz, música y alegría. En ese marco se llevan a cabo carreras de caballos, peleas de gallos, bailes, feria y juegos pirotécnicos.San Ignacio cuenta con hoteles, restaurantes, campo para casas rodantes, aeródromo pavimentado, autobuses de pasajeros, facilidades para las excursiones a las pinturas rupestres, a la Laguna de San Ignacio y muchos servicios más. Aunque posee una sencilla fisonomía, este poblado es también importante por el bello paisaje que le rodea y por las añosas casonas que aún se conservan de su época de esplendor.
Cuenta además con la antigua construcción de la misión jesuita, que es una de las más importantes que se fundaron en el territorio de Las Californias. El camino de acceso al pueblo, alrededor de dos kilómetros desde la carretera Transpeninsular, permite adentrarse en un paisaje de ensueño que contrasta con la aridez de la colindante Sierra de San Francisco y el paisaje desértico de sus llanuras anexas. San Ignacio es el lugar perfecto desde el que realizar excursiones para conocer los alrededores de la zona. En sus inmediaciones existen infinidad de atractivos: La Laguna San Ignacio, refugio nacional de la ballena gris; espacios para practicar la pesca deportiva, el surfing y el buceo. Junto a las oficinas del INAH se encuentra un pequeño museo donde te explican mediante paneles y fotografías los antecedentes históricos de la cultura cochimí y el significado de sus obras pictóricas. Todo apoyado por una maqueta a tamaño natural que representa el techo pintado de una de las cuevas.
Lugares para visitar* Laguna San IgnacioEste espléndido santuario al que arriba la ballena gris de enero a marzo, bañado por aguas del océano Pacífico, es un imponente espectáculo durante la estancia del cetáceo en sus aguas. Apareos, nacimientos y encuentros amistosos con ellas son algunas de las experiencias que podrá vivir en esta laguna gracias a los servicios que prestan diferentes operadores de campamentos ecoturísticos en los que cuentan con lancheros bilingües especializados.En armonía con el entorno natural, realice un sinfín de actividades como caminatas, paseos de cuatrimotos, avistamiento de aves en el estero, kayak, surfing y buceo. Las islas Pelícano, San Ignacio, Malcomb, Delgadillo y el islote Delgadillo que se encuentran en el Pacífico, también pertenecen al complejo lagunar de San Ignacio.
Cueva del ratón.Para llegar a este sitio hay que partir del poblado de San Ignacio por una brecha de 37 kilómetros dentro de la imponente Sierra de San Francisco y en el interior de la cueva observará pinturas rupestres del estilo mural con figuras humanas y animales de gran proporción. Las primeras son en su mayoría masculinas, sin rostro y con tocados los cuales son descritos por fuentes históricas como los usados por hechiceros y chamanes. Los animales, por su parte, venados, liebres y borregos, entre otros, aparecen atravesados por lanzas, dardos o flechas, lo cual se ha interpretado como escenas de caza o de combate casi mágico.Dada la importancia de la Cueva del ratón, ésta es objeto de estudio desde 1994 y forma parte de un proyecto de conservación en el que están involucrados el INAH, el Instituto Getty de Conservación de Los Ángeles, Cal. y el gobierno de Baja California Sur.